domingo, 13 de septiembre de 2020

Una semana

 Ha pasado una semana desde que partiste, te fuiste lento, como no queriendo o queriendo hacerlo lento, para no sobresaltarnos, para convencernos. Tal vez para obligarnos cariñosamente a rezar por ti incontables letanías, como siempre fue tu deseo. Como una lámpara de aceite, como una vela, tu llama de vida se extinguió pausadamente, sin sobresaltos, tranquilamente, como reflejo de tu personalidad, como tu andar, como tu hermoso carácter. De ti conservo el más bello recuerdo, abundantes historias, tu sonrisa, tus bendiciones y un rosario. No hace falta más para seguirte amando. Duele tanto tu partida, Chelito, que solo me reconforta la esperanza de que te reencuentres con tu gran compañera y cómplice, tu comadre Tova, tu hermana y tu hija, mi madre amada. Que puedas pronto abrazar a quienes en vida te amaron tanto y que el destino quiso que partieran antes que tú.

Te amo Chelito, lleva contigo un beso y un abrazo para mi mamita; desde allá recibo sus bendiciones y desde acá van mis oraciones para ustedes. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

sueño que sueño

¿Por qué sueño que no sueño si siempre suelo soñar? ¿por qué quiero despertar de esta vida que es ensueño? ¿por qué insisto con empeño...